Ejercicio físico para personas con artrosis

Ejercicio físico para personas con artrosis

La artrosis, también conocida como osteoartritis, es una enfermedad crónica que afecta a las articulaciones en el cuerpo humano. Es el tipo más común de artritis y se caracteriza por el desgaste gradual del cartílago que recubre las superficies articulares. El cartílago es el tejido elástico que proporciona amortiguación y permite el movimiento suave de las articulaciones.

A medida que la artrosis progresa, el cartílago se desgasta y puede llegar a desgastarse por completo en algunas áreas, lo que provoca que los huesos subyacentes entren en contacto directo. Esto puede causar dolor, hinchazón, rigidez y dificultad en el movimiento de la articulación afectada. Además, pueden formarse espolones óseos en los bordes de las articulaciones, lo que contribuye a la limitación del movimiento y la incomodidad. Es más común en las articulaciones que soportan peso, como las rodillas, caderas y columna vertebral, además de en las manos.

No existe una cura definitiva para la artrosis, pero existen varias opciones de tratamiento para controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas. Estos tratamientos pueden incluir cambios en el estilo de vida, la práctica de ejercicio físico, fisioterapia, medicamentos para el dolor y la inflamación, y en casos más graves, cirugía para reparar o reemplazar la articulación dañada.

Es importante consultar a un profesional de la salud si se experimenta dolor o rigidez en las articulaciones, ya que un diagnóstico temprano y un manejo adecuado pueden ayudar a minimizar el impacto de la artrosis en la vida diaria.

 

Beneficios del ejercicio físico

La evidencia científica respalda que el ejercicio físico puede tener varios beneficios significativos para las personas que sufren de artrosis. Aunque es importante la labor de un educador físico deportivo para adaptar el tipo y la intensidad del ejercicio a las necesidades individuales y al grado de afectación articular, en general, los beneficios del ejercicio en personas con artrosis incluyen:

  • Mejora de la función articular: El ejercicio regular puede ayudar a mantener la movilidad y flexibilidad de las articulaciones afectadas por la artrosis. A través del movimiento controlado y suave, se puede prevenir la rigidez y la pérdida de rango de movimiento.
  • Fortalecimiento muscular: El fortalecimiento de los músculos que rodean las articulaciones puede ayudar a estabilizarlas y reducir la carga sobre el cartílago. Esto puede disminuir el dolor y mejorar la función de la articulación.
  • Control del peso corporal: El ejercicio físico contribuye a la pérdida de peso o al mantenimiento de un peso saludable. El exceso de peso ejerce una presión adicional sobre las articulaciones, lo que puede empeorar los síntomas de la artrosis.
  • Reducción del dolor: El ejercicio puede liberar endorfinas, que son neurotransmisores naturales que ayudan a reducir la percepción del dolor. Además, fortalecer los músculos y mantener la flexibilidad puede reducir la presión sobre las articulaciones y aliviar el dolor.
  • Mejora de la salud cardiovascular: Muchas formas de ejercicio también mejoran la salud cardiovascular, lo que es beneficioso en general y ayuda a mantener la circulación sanguínea adecuada en las articulaciones.
  • Estimulación de la producción de líquido sinovial: El ejercicio de bajo impacto puede estimular la producción de líquido sinovial, que es esencial para la lubricación de las articulaciones y la reducción de la fricción entre los huesos de las articulaciones, lo que favorece en la reducción del dolor.
  • Mejora de la calidad de vida: Mantenerse activo físicamente puede tener un impacto positivo en la calidad de vida en general, al aumentar la autonomía y la capacidad para realizar actividades cotidianas.

Es importante destacar que el tipo de ejercicio y su intensidad deben ser seleccionados con cuidado, en personas con artrosis, por educadores físico deportivos y fisioterapeutas. Siempre es recomendable consultar con un médico o fisioterapeuta antes de iniciar un programa de ejercicios, para asegurarse de que sea seguro y adecuado para la condición individual.

Metodología

  1. Consulta médica: Antes de comenzar cualquier programa de ejercicio, es esencial obtener la aprobación de un profesional de la salud, como un médico o fisioterapeuta, especialmente si tienes condiciones médicas preexistentes.
  2. Evaluación individual: Un fisioterapeuta o profesional del ejercicio puede evaluar tus necesidades y limitaciones específicas. Esto ayudará a determinar el tipo de ejercicios y el nivel de intensidad adecuados para ti.
  3. Ejercicio de bajo impacto: Opta por ejercicios de bajo impacto que minimicen el estrés en las articulaciones. Estas actividades ayudan a fortalecer los músculos y mejorar la flexibilidad sin poner demasiada presión en las articulaciones.
  4. Ejercicios de fortalecimiento: Incorpora ejercicios de fortalecimiento muscular dirigidos a los músculos que rodean las articulaciones afectadas. Esto puede ayudar a estabilizar las articulaciones y reducir la carga sobre el cartílago. Ejercicios de resistencia, con pesas livianas o bandas elásticas, pueden ser beneficiosos.
  5. Calentamiento y enfriamiento: Siempre comienza y termina con un calentamiento y enfriamiento adecuados. Un calentamiento suave prepara tus músculos y articulaciones para el ejercicio, y un enfriamiento gradual ayuda a reducir la tensión.
  6. Ejercicios de flexibilidad: Incluye ejercicios de estiramiento para mantener o mejorar la flexibilidad de las articulaciones. Los estiramientos suaves y sostenidos pueden ayudar a aliviar la rigidez y mejorar el rango de movimiento.
  7. Progresión gradual: Comienza con un nivel de intensidad y duración adecuado para tu condición y aumenta gradualmente con el tiempo. Evita hacer demasiado ejercicio al principio, ya que esto podría empeorar los síntomas.
  8. Descanso y recuperación: Escucha a tu cuerpo y asegúrate de dejar suficiente tiempo para el descanso y la recuperación entre las sesiones de ejercicio, tiempo que el cuerpo necesita para producir las adaptaciones en los tejidos.
  9. Variabilidad: Varía los tipos de ejercicio para trabajar diferentes grupos musculares. Esto también puede reducir la sobrecarga en una articulación específica.
  10. Modificaciones según las necesidades: A medida que progresas, puedes ajustar el programa en función de cómo te sientas y de la evolución de tus síntomas. Siempre mantén una comunicación abierta con tu profesional de la salud y del ejercicio físico.
  11. Establecer objetivos realistas: Establece metas alcanzables en función de tus capacidades y necesidades. No te compares con los demás y avanza a tu propio ritmo.

Recuerda que cada persona es única y lo que funciona para una persona puede no ser adecuado para otra. Trabaja en estrecha colaboración con profesionales de la salud y ajusta el programa según tus necesidades individuales.

 

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