Ejercicio físico para personas con ictus

Ejercicio físico para personas con ictus

Un ictus, también conocido como accidente cerebrovascular, es una interrupción del flujo sanguíneo al cerebro, generalmente causada por un coágulo o una ruptura en un vaso sanguíneo. Esto puede resultar en daño cerebral y afectar diversas funciones corporales. Es fundamental llevar a cabo una rehabilitación teniendo como base el ejercicio físico y la fisioterapia para recuperar cuanto antes y de la mejor forma posible la función, la autonomía e independencia de la persona.

Beneficios del ejercicio 

  • Mejora de la fuerza muscular y la movilidad: El ejercicio puede ayudar a fortalecer los músculos debilitados por el ictus y mejorar la capacidad de movimiento. La rehabilitación se centra en ejercicios específicos para mejorar la coordinación y la funcionalidad.
  • Prevención de la pérdida de masa muscular: El reposo prolongado puede llevar a la atrofia muscular. El ejercicio contrarresta esto, promoviendo la conservación de la masa muscular y evitando la debilidad.
  • Mejora de la circulación sanguínea: El ejercicio estimula la circulación, aumentando el flujo de sangre al cerebro. Esto contribuye a la oxigenación y nutrición del tejido cerebral, apoyando la recuperación cognitiva.
  • Reducción de riesgos: El ejercicio puede reducir el riesgo de desarrollar coágulos sanguíneos al mejorar la circulación. Además, ayuda a controlar la presión arterial y los niveles de colesterol, disminuyendo los factores de riesgo cardiovascular.
  • Estimulación cognitiva: Los ejercicios que desafían mentalmente, como los que requieren coordinación, equilibrio y seguimiento de instrucciones, pueden estimular las conexiones cerebrales y mejorar la función cognitiva.
  • Bienestar emocional: El ejercicio regular puede liberar endorfinas, neurotransmisores que mejoran el estado de ánimo y reducen el estrés. Esto puede ser crucial para lidiar con los desafíos emocionales de la recuperación.
  • Prevención de la depresión: La participación en actividades físicas y de rehabilitación puede ayudar a prevenir la depresión, que es común después de un ictus debido a los cambios emocionales y físicos.
  • Recuperación funcional: La terapia de rehabilitación se adapta a las necesidades individuales y puede incluir ejercicios de equilibrio, coordinación y movilidad que ayudan a restaurar la independencia en las actividades diarias.

Es importante destacar que cualquier programa de ejercicio o rehabilitación debe ser diseñado y supervisado por profesionales de la salud especializados en rehabilitación post-ictus, para garantizar la seguridad y la efectividad en el proceso de recuperación.

 

Metodología

  1. Evaluación Inicial: Realiza una evaluación exhaustiva de la condición física, la movilidad, la fuerza muscular y las funciones cognitivas del paciente. Esto proporcionará una base para diseñar un programa personalizado.
  2. Establecimiento de Objetivos: Junto con el paciente y su equipo médico, defina objetivos claros y alcanzables para la rehabilitación. Estos objetivos pueden incluir mejorar la movilidad, la independencia en las actividades diarias y la calidad de vida.
  3. Diseño de Programa Personalizado: Basándote en la evaluación y los objetivos, crea un programa de ejercicio específico para el paciente. Incluye ejercicios de movilidad articular, estiramientos, ejercicios de fuerza y ​​equilibrio, así como actividades que estimulan la función cognitiva.
  4. Fase de Movilidad y Amplitud de Movimiento: Comienza con ejercicios pasivos para mejorar la amplitud de movimiento en las articulaciones afectadas. A medida que el paciente progrese, incorpore ejercicios activos para fortalecer los músculos y aumentar la flexibilidad.
  5. Entrenamiento de Fuerza: Introduzca ejercicios de fortalecimiento muscular con resistencia gradual. Enfócate en grupos musculares específicos, priorizando aquellos que requieren mejoría para la funcionalidad cotidiana.
  6. Ejercicios de Equilibrio y Coordinación: Incorpora ejercicios que desafíen el equilibrio y la coordinación, como ejercicios de una pierna, balanceos laterales y desplazamientos. Estos ejercicios ayudarán a mejorar la estabilidad y prevenir caídas.
  7. Estimulación Cognitiva a Través del Ejercicio: Integra actividades que requieran concentración, seguimiento de instrucciones y coordinación. Esto puede incluir juegos de memoria, ejercicios de seguimiento visual y multitareas.
  8. Progresión Gradual: A medida que el paciente avanza, aumenta la intensidad y la complejidad de los ejercicios de manera gradual. Asegúrese de adaptar el programa a los logros y las necesidades cambiantes del paciente.
  9. Registro y Seguimiento: Mantenga un registro detallado del progreso del paciente en términos de movilidad, fuerza y ​​cognición. Esto te permitirá hacer ajustes y celebrar los logros a lo largo del proceso de rehabilitación.
  10. Supervisión y Ajustes Constantes: Supervisa cada sesión de ejercicio y realiza ajustes según sea necesario. La comunicación con el equipo médico es esencial para asegurarse de que el programa esté alineado con la condición y las necesidades del paciente.
  11. Enfoque Integral: Colabora estrechamente con terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas y otros profesionales de la salud para ofrecer un enfoque integral de la rehabilitación, abordando tanto las necesidades físicas como cognitivas del paciente.

 

Recuerda que cada persona es única, por lo que es fundamental adaptar la metodología a las necesidades individuales. Una supervisión y orientación profesional son esenciales para garantizar la seguridad y la efectividad del programa de rehabilitación post-ictus.

 

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